lunes, 28 de marzo de 2011

NK FUKUSHIMA. SECTOR 4



Hay un escape nuclear en la ciudad japonesa de Fukushima. En el reactor 4 se han producido varios incendios a causa de la explosión de hidrógeno. Aboliendo las barreras máquina-hombre el engranaje humano es tan inestable como una central nuclear tras un terremoto. A veces los sistemas de refrigeración mentales no funcionan adecuadamente y la estructura del pensamiento se volatiliza en un non-stop imparable. La energía atómica de nuestra sangre se agolpa con la intensidad volcánica de la ira. Una pequeña sierra mecánica acuchilla cada célula del cuerpo con una única idea, una idea equivoca, que no lleva a nada y que cuando se aleja en el tiempo no trae orgullo, ni satisfacción. Venganza, lucha, borrar el alma del otro a puñetazo limpio; un error. Un error inyectado en nuestro ADN. Ningún humano puede renunciar a la humanidad. Gabriel, simplemente humano, imperfecto, igual que tú y yo.

El Reactor 4 de Fukushima está fuera de control. Mudemos de tema, a 50 km de la central nuclear se erige un laboratorio espacial. Los científicos trabajan allí en lejanas hipótesis para vivir en las lunas de Júpiter. Cuando minúsculos meteoritos chocan con una de las lunas de Júpiter, el planeta no responsabiliza a sus lunas del impacto porque conoce que su síncrona gravitatoria es inamovible. Las personas son como las lunas, cada una tiene una marcada rotación y traslación forjada en la fragua de los años y hacer que cambie el posicionamiento de su baricentro es una tarea inútil. Bajando a la esfera de lo mundano, si un amigo te confesara haber matado a alguien, tu respuesta debería ser: “¿Dónde enterramos el cadáver?” De altos juicios morales ya se encargará la divinidad en su momento –o no-. Hay que cerrar filas en torno a nuestro grupo, prolongación de nosotros mismos. El planeta NK no cuestiona a sus lunas. Las conoce. Sabe cómo son y punto.

En nuestra órbita, cada vez tengo menos tolerancia al delirio cateto. El arbitrucho del partido acontecido el sábado huele a detritus. Esa repugnancia andante debería pertenecer a la inexistente lista de los no natos. El gameto masculino de su padre debió volcar en las caderas de su putísima progenitora. Honra le sea dada a aquel que descoloque de gancho directo las piezas dentales del arbitrucho cateto. No imagináis el arrepentimiento de no propinar a Sabina aquel cabezazo que le hubiese devuelto de la tontería, o al menos se hubiera acordado de mis difuntos durante una larga temporada. ¡Que se pudran los putrefactos!
El NK Triana espera sanción. El Apocalipsis está en Japón, aquí en Triana, el NK está por encima de distritos, ligas, árbitros… Si nos expulsan ya nos inventaremos cómo reinventarnos.

Hay una posible fuga radioactiva en el reactor 4 de Fukushima. Los trabajadores muertos, el desastre de un país destruido y la sombra de Hiroshima recrean el olor de un campo de batalla. Mientras tanto en Triana, gracias a Dios, todo sigue igual.

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